CAUSAS Y EFECTOS DE LA HIPERTENSIÓN
La hipertensión se puede prevenir con buenos hábitos de vida, como alimentación saludable y actividad física.
Aproximadamente el 95% de todos los casos se constituyen lo que se denomina hipertensión primaria o esencial. Esto significa que se desconoce la verdadera causa de la presión arterial alta, pero existen diversos factores relacionados con la enfermedad. El riesgo de sufrir de hipertensión es mayor si la persona:
- Tiene antecedentes familiares de hipertensión.
- Tiene más de 60 años. Los vasos sanguíneos se debilitan con los años y pierden su elasticidad.
- Sufre de sobrepeso u obesidad.
- Toma alcohol y es fumador.
- Lleva una alimentación alta en grasas saturadas.
- Lleva una alimentación alta en sodio (sal).
- No hace deporte.
- Es diabética.
Pero, ¿qué es la hipertensión arterial y cuáles son sus síntomas?.
¿Qué es la hipertensión arterial?
También conocida como tensión arterial alta o elevada, es una enfermedad en la que los vasos sanguíneos mantienen una presión constantemente alta que puede dañarlos, así como los órganos a los que llevan la sangre. En otras palabras, la hipertensión es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos (las arterias) al ser bombeada por el corazón, entre más alta, mayor esfuerzo realiza el corazón para bombear.
Los valores normales de tensión arterial en un adulto son 130 mmHg en tensión sistólica (cuando el corazón late) y 80 mmHg en tensión diastólica (cuando el corazón se relaja). Si los valores son iguales o superiores a 140 mmHg (sistólica) y 90 mmHg (diatólica) la tensión arterial es alta.
¿Cuáles son sus síntomas?
Médicamente se le conoce como una enfermedad silenciosa, pues la mayoría de las personas que la padecen no presentan ningún síntoma, sin embargo algunas perciben mareos, dolor de cabeza, dificultad respiratoria, dolor torácico o palpitaciones del corazón.
Recomendaciones
En primer lugar hay que reducir el consumo de sal, ya que su contenido en la dieta es un factor de riesgo para presentar hipertensión.
Por otra parte, debemos limitar al mínimo el consumo de grasas saturadas y de alimentos hipercalóricos, ya que se favorece la acumulación de grasa y, por tanto, se incrementa el riesgo de aterosclerosis y de presión arterial.
También es muy importante abandonar el tabaco y el alcohol. Esto no sólo es nocivo por el daño que provocan sus componentes; los efectos perjudiciales parecen ir aún más lejos.
Por último siempre es aconsejable fomentar el ejercicio físico de tipo aeróbico. De esta forma, no sólo se produce una reducción de las presiones arteriales, sino que también se obtiene un efecto beneficioso sobre otros factores de riesgo cardiovascular, tales como la obesidad, diabetes o hipercolesterolemia.
Es recomendable realizar controles periódicos de la presión arterial a efectos de detectar los casos de hipertensión y poder establecer un tratamiento adecuado. En el caso de seguir un tratamiento, es fundamental el cumplimiento estricto de la pauta por parte del paciente.