ABRAZAR PARA SANAR

Los abrazos son sanadores. Con ellos no solo se incrementa el vínculo afectivo y emocional con otras personas, sino que además activan todo el cuerpo, mejorando la salud y provocando alegría.

Ya desde que nacemos, necesitamos del contacto físico para poder sobrevivir. Está demostrado que los bebés, en el momento del nacimiento, necesitan del contacto físico con la madre para establecer el vínculo de apego que marcará su vida posterior.

Numerosas investigaciones han concluido que la ausencia de contacto físico en bebés puede contribuir a la muerte de neuronas y a una deficiente producción de la hormona del crecimiento.

Pero el poder de los abrazos no se reduce a un momento de nuestra vida, está científicamente demostrado que los abrazos producen una serie de beneficios en nuestra salud emocional y física.

Beneficios de los abrazos emocionalmente:

1. Aumentan la confianza y el autoestima

Cuando nos abrazan nos sentimos apoyados y protegidos, aumentando nuestra capacidad de querernos y respetarnos.

2. Reduce los niveles de estrés y tensión.

Cuando abrazamos a una persona liberamos oxitocina, disminuyendo de esta forma la producción de cortisol y adrenalina, hormonas que se emiten en altas concentraciones cuando nos encontramos bajo una situación estresante.

3. Reducen los sentimientos de enfado y temor

Las sensaciones de bienestar que se producen a raíz de los abrazos desencadenan una predisposición a sentir menos enfados y generan calma.

Beneficios de los abrazos a nivel físico:

1. Es una terapia rejuvenecedora.

Los abrazos estimulan la oxigenación del organismo, algo que ayuda a prolongar la vida de las células y, por tanto, prevenir el envejecimiento prematuro.

2. Fortalece el sistema inmunológico.

Los abrazos favorecen la creación de glóbulos blancos, las células encargadas de combatir infecciones y enfermedades.

3. Disminuye la presión arterial.

Los abrazos activan unos receptores en la piel denominados corpúsculos de Pacini, que son los encargados de enviar las señales al cerebro reduciendo de esta manera la presión arterial.

Para finalizar, debe tenerse en cuenta que un abrazo debe durar al menos 6 segundos para que haya un impacto en el cerebro. Y, a partir de los 20 segundos es cuando se alcanzan los mayores efectos terapéuticos sobre el cuerpo y la mente.

Cabe destacar, que los abrazos no deben ser forzados por que no generaran los beneficios mencionados.

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