NAVIDAD: MOMENTO DE REFLEXIÓN
En esta época solemos ser más receptivos y consientes sobre lo que tenemos y lo que sentimos también, es un mes donde se genera mucha expectativa y alegría en unión de los seres queridos.
No obstante, necesitamos detenernos un momento para meditar acerca del significado de este tiempo, en donde la mayoría de las personas han reducido esta celebración a una mera fiesta, comida, licor y regalos.
Navidad es un buen momento para reflexionar, sin lugar a dudas, una fecha sumamente especial para el mundo entero. Independiente de nuestras creencias y de la visión que tengamos en torno a ella, es la ocasión propicia para renovar nuestro compromiso de fortalecer los lazos fraternales, para superar los conflictos, para perdonar de corazón a quienes nos han ofendido y liberarnos de toda estructura terrenal y material que nos impide vivir la vida a plenitud.
Existen distintas formas de celebrar la Navidad. Y si bien es cierto, tendemos con bastante frecuencia a buscar aquello que nos sea más fácil y práctico de realizar, esta fecha constituye una poderosa invitación para celebrar con un sentido especial y trascendente para nosotros mismos y nuestro entorno. Es por ello que queremos resaltar tres aspectos que, en lo personal, me han ayudado mucho a celebrar estas fechas desde un punto de vista más profundo y, a la vez, igualmente festivo:
Gratitud: La gratitud es esencial; es darnos cuenta de todo lo bueno que somos y tenemos en este momento, sin necesidad de nuevos elementos externos. Si hubiese un regalo que pudiese realizar a cada uno es la invitación a practicar el poder de las gracias tan solo unos minutos. Es impresionante el efecto que genera instantáneamente en nuestro interior, cambiando nuestro nivel de energía interna y volviéndonos más contentos, agradecidos y, por supuesto, más festivos.
Generosidad: La generosidad es una consecuencia natural de la gratitud. El desafío, en este caso, es sentir que realmente estamos compartiendo algo con un valor más profundo. Comprometernos a sentirnos mejor, a entregar lo mejor de nosotros desde nuestro estado de ánimo, acordarnos de quienes no lo están pasando bien y realizar pequeños gestos de reconciliación con quienes hemos estado distanciados son hechos que, ciertamente, hacen una gran diferencia.
Responsabilidad: Tomar responsabilidad por nosotros mismos cobra especial sentido en estas fechas. Apreciar nuestra vida, celebrar por ello y cuidarnos a nosotros mismos, desde la organización de nuestros gastos personales a la realización de una celebración tranquila y sin riesgos ni excesos, son aspectos esenciales a considerar.
La Navidad, más allá de la celebración y de los regalos, es una gran oportunidad para conectarnos con nosotros mismos y reflexionar de forma sencilla en torno al verdadero espíritu que encierra esta fecha. Si pudiésemos integrar estos tres aspectos y ponerlos en práctica, ésta sería, muy probablemente, una fecha mucho más especial y con un significado más amoroso y trascendente. Este es mi deseo y mi regalo para cada uno de ustedes.
¡Feliz Navidad para todos!