MEDITACIÓN PARA SANAR EL ALMA
El principal propósito de nuestra vida es ser felices, todos compartimos el mismo deseo y el mismo derecho. Pasamos la mayoría de tiempo y energía tratando de encontrar la felicidad, la paz y satisfacción sin importar quienes somos.
Como seres humanos, solemos caer en el error de prestar atención a cosas superficiales, haciéndonos creer que nos harán felices. Dejando de lado una parte fundamental de nuestra vida: el alma. Por suerte, la meditación de sanación es nuestra gran ayuda.
El alma, aunque puede tener distintas definiciones según las creencias de cada uno, representa la esencia de lo que somos. Podríamos decir que, sin un alma, el cuerpo no es más que un ser inerte e inanimado.
Entonces, ¿Qué podemos hacer para “sanar” el alma?
La felicidad, está basada en la comodidad física (la de los sentidos y el placer), es de hecho muy costosa y con frecuencia no muy satisfactoria.
Normalmente los ricos nunca son más felices que los pobres, sencillamente porque cuando deseamos mucho y cuando lo tenemos queremos más y más y nunca es suficiente, sin tomar consciencia que el mismo deseo es la causa del sufrimiento.
Somos prisioneros del consumismo, ofrecido por las grandes marcas que nos prometen felicidad, cuando compramos su producto de moda, tecnología, viajes, etc.
Por supuesto merecemos vivir y disfrutar de nuestro mundo, pero necesitamos tener un equilibrio y centrarnos en encontrarnos con la felicidad interior. La cual precisamente la encontramos en la sabiduría tibetana que dice «las causas de la felicidad están presentes en nosotros mismos, en nuestra mente y nuestro corazón» y lógicamente la lograremos con la meditación.
Meditación de sanación: ¿Cómo podemos empezar?
Meditar es simple, no es caro y tampoco requiere que tengamos equipos especiales. Simplemente, si le dedicamos algunos minutos diarios a su práctica, podemos volverla nuestra aliada para calmar la mente y sanar el alma.
En esta meditación, vamos a tener en cuenta los siguientes pasos:
- Nos sentamos en calma y tranquilidad y conectamos con nuestra respiración, haciendo dos o tres inhalaciones profundas.
- Teniendo control de nuestra respiración pasamos a poner la atención en nuestro cuerpo a través de la sensación, imaginamos como una bola de luz recubre ascendentemente la columna vertebral con cada inhalación, y baja con cada exhalación. Igualmente, al inspirar, pronunciamos internamente “YO” y, al expulsar el aire, internamente pronunciamos “SOY”. Le podemos poner un color blanco o dorado a la bola, ya que son colores que se suelen asociar a la salud y la sanación.
- Cuando llevemos unos 10 minutos de esta manera, podemos pasar a centrar la atención en el conjunto de energía-calor que rodea nuestro cuerpo, y que, igualmente, habita en nosotros. Es una sensación de llenar el espacio internamente con nuestra energía y sentir su libre flujo y expansión, de manera natural.
NOTA
Si vemos que perdemos la atención, entonces volvemos al trabajo previo hasta completarlo. Está meditación puede durar de 15 a 20 minutos. Se aconseja usar ropa cómoda, hacerlo en un espacio donde no allá ruido y se puede acompañar con música Chill Out (música de meditación).
La sanación del alma no es inmediata
Finalmente, debemos tener en cuenta que sanar el alma no es algo que se logre con una sola práctica de meditación de sanación.
Es necesario ser constantes, hacerlo de forma progresiva, siempre sin tratar de forzar los sentimientos.
Así, con unos 15 o 20 minutos de práctica diaria podemos empezar a experimentar sus beneficios.