HELICOBACTER PYLORI: LA BACTERIA SILENCIOSA.
La bacteria Helicobacter pylori (H. pylori) es un microorganismo que se transmite dentro de las familias, se adquiere en los primeros 10 años de la vida y permanece silencioso, sin causar síntomas, durante muchos años.
La mayoría de las personas no se da cuenta de que tiene una infección por Helicobacter pylori porque nunca se enferma. Si tienes signos y síntomas de una úlcera péptica, el proveedor de atención médica probablemente te hará pruebas para detectar una infección por Helicobacter pylori. Una úlcera péptica es una llaga en el revestimiento del estómago (úlcera gástrica) o en la primera parte del intestino delgado (úlcera duodenal).
¿Cuáles son los síntomas?
En todos los infectados produce gastritis crónica y, contra la creencia popular, en todos los casos no se manifiesta con molestias como dolor, ardor, agrieras o reflujo. Sin embargo, en el 20 por ciento de los infectados ocasiona enfermedades definidas, las cuales sí producen molestias.
El peligro de esta bacteria es no ser detectada a tiempo debido a las complicaciones que puede generar.
Úlceras: El H. pylori puede dañar la mucosa protectora del estómago y del intestino delgado. El ácido clorhídrico presente en el estómago intenta combatirla incrementando su producción al punto de llegar a producir una llaga abierta (úlcera). Cerca del 10% de las personas con H. pylori tienen una úlcera.
Inflamación de la mucosa del estómago: La infección por H. pylori puede irritar significativamente el estómago, provocando un proceso inflamatorio doloroso y molesto (gastritis)
Cáncer de estómago: La infección por H. pylori es un factor de riesgo importante para ciertos tipos de cáncer de estómago.
Cáncer de páncreas: Cuando se genera una úlcera péptica y no se trata a tiempo, ésta se convierte en una puerta de entrada para que la bacteria migre al páncreas incrementando el riesgo de padecer esta letal enfermedad.
Prevención y manejo del Helicobacter Pylori
Existen formas de prevenir la transmisión de esta bacteria, esto incluye en especial hábitos relacionados con la higiene.
- Lavar y desinfectar alimentos y utensilios
- Llevar a cocción los productos que así lo requieran
- Asegurar siempre que el agua que consumes sea potable
- Elegir lugares inocuos para comer
- Realizarse chequeos médicos periódicos para detectar cualquier anomalía y tratarla a tiempo
- Incluir en el manejo de enfermedades gástricas los activos que la naturaleza pone a nuestra disposición como son la caléndula, la Bidens pilosa, el cidrón y la sangre de drago.